Plásticos agrícolas: nuevos sistemas de microirrigación antimicrobianos y antirraíz
Los sistemas de microirrigación utilizados en horticultura y floricultura tienen en la actualidad un enemigo silencioso que los inutiliza mucho antes de que acabe la vida útil de los materiales, como el polietileno, con los que están fabricados. Se trata de las raíces de los propios cultivos que atraídas por el agua de riego que fluye por las tuberías, se introducen a través de sus goteros, reduciendo poco a poco el flujo de agua.
Esto sumado a que el agua empleada para el riego es en la mayoría de ocasiones agua que no está totalmente limpia, produce la acumulación de microorganismos en las paredes de la tuberías que finalmente se desprenden originando obturaciones en el sistema de riego. Por eso, actualmente, los sistemas de microirrigación deber ser reemplazados a la mitad de su vida útil, duplicando no solo el gasto de los agricultores, sino también el volumen de residuos plásticos agrícolas que deberían generar y la huella de carbono generada por el hecho de tener que utilizar el doble de productos de los que serían necesarios.
Para resolver esta problemática, AIMPLAS, el Instituto Tecnológico del Plástico (España), coordina desde julio de 2014 el proyecto europeo RIGA, de dos años y medio de duración, desarrollado en el marco del programa Eco – Innovation. El objetivo principal de las investigaciones es la implementación de sistemas de riego con nuevas funcionalidades antimicrobiana y antirraíz que permitan el aumento de su funcionalidad hasta el final de su vida útil sin un incremento significativo en su precio.
Aditivos seguros
El proyecto, que acaba el próximo mes de diciembre, ya ha dado como resultado un producto que se está testando y que se comercializará en 2017 por parte de Irritec. Durante su desarrollo se han empleado únicamente sustancias no tóxicas, seguras para la salud de las personas, de los animales y las plantas, y respetuosas con el medio ambiente. Conjuntamente con otras cinco empresas y centros tecnológicos, AIMPLAS trabaja en la introducción de sustancias antimicrobianas y antirraíces (sin trifluralina). Concretamente, el papel del centro tecnológico en el proyecto ha consistido en desarrollar el masterbatch con los aditivos seleccionados y ajustar en su planta piloto el proceso de producción de la tubería mediante extrusión, así como los posteriores análisis mecánicos del producto y su ciclo de vida.
Los resultados del proyecto RIGA están dirigidos a fabricantes de plásticos agrícolas, distribuidores e instaladores de tuberías y goteros, agricultores, jardineros, etc. Por otra parte, los nuevos componentes del sistema de microirrigación podrían ser fácilmente replicados para una amplia gama de sectores como la construcción,la canalización y distribución por tubería.
Listo para su industrialización
El consorcio de RIGA proporciona los recursos y experiencia necesarios para alcanzar los objetivos del proyecto, ya que permite un enfoque multidisciplinar combinando el conocimiento y la experiencia adquiridos por los socios. En la composición de este consorcio se ha tenido en cuenta que estuviera representada toda la cadena de valor, desde el proceso de compounding desarrollado por GALLOPLAST (España), hasta los productos finales (sistema de microirrigación) que fabrica IRRITEC (Italia), con la validación final de las tuberías por el CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE VERDURAS DE LA ZONA ESTE DE FLANDES y el CENTRO DE INVESTIGACIÓN PARA PLANTAS ORNAMENTALES (PCS y PCG), (Bélgica) y con el apoyo del CENTRO DE EXPERIMENTACIÓN Y ASISTENCIA AGRÍCOLA (CERSAA) (Italia).